El masaje tántrico es un tipo de masaje erótico que aplica una técnica milenaria que ha ido evolucionando y perfeccionándose a través de los años.
Su objetivo va más allá de proporcionar placer; se trata de utilizarlo para, por medio de este, conseguir un estado máximo de relajación.
El masaje tántrico para mujeres, además de trabajar el cuerpo de forma integral, aplicando las técnicas ancestrales tántricas, tiene como protagonista el masaje yoni (así es como se llama la zona genital femenina).
En este tipo de prácticas, el masajista cumple un papel fundamental: su implicación y motivación constituyen el elemento clave para alcanzar el placer máximo.
El profesional fomentará una conexión que permitirá sembrar la semilla del placer interior, que fructificará posteriormente en un estallido de placer exterior, para dar paso a la plena relajación.
¿Qué vas a encontrar en este post?
Beneficios del masaje tántrico para mujeres
Son muchas las bondades de recibir un masaje tántrico. Entre ellas, destacamos las siguientes:
- Reduce la ansiedad y el estrés
- Favorece el autoconocimiento de una misma, su cuerpo y su sexualidad
- Proporciona bienestar físico y emocional
- Aumento del apetito sexual
- Beneficia las relaciones en pareja
Cómo se hace un masaje tántrico a una mujer
Para proporcionar una experiencia plenamente satisfactoria, conviene tener en cuenta los siguientes aspectos al realizar un masaje tántrico a una mujer:
Ambientación
Prepara un ambiente agradable, con el fin de que ella se sienta cómoda, relajada y predispuesta a dejarse llevar por las experimentadas manos del masajista.
Aquí entra en juego los cinco sentidos, que podemos estimular con una tenue iluminación, pequeños detalles decorativos, música suave, inciensos o humidificadores perfumados, el suave tacto de la camilla, los aceites y lubricantes utilizados, la calidez de las manos del profesional…
Ponerse en situación
El objetivo al hacer un masaje tántrico a una mujer es conseguir su plena relajación.
Para ello, la mujer ha de estar tranquila, percibir un ambiente sereno y agradable, así como confiar en la persona que va a realizar el masaje tántrico.
Predisposición de la mujer hacia el masaje tántrico
Ante algo desconocido, es normal sentir cierto nerviosismo. Máxime si esto implica algo tan íntimo como es un masaje erótico.
Por ello, la mujer ha de estar segura de que quiere experimentar las sensaciones que esta técnica promete, y abandonarse al placer como vía para experimentar la profunda relajación.
Actitud del masajista
Es fundamental que el profesional encargado de realizar esta práctica sepa actuar con diligencia y llevar las riendas durante toda la sesión.
El masajista, además de dominar las técnicas tántricas, debe saber conectar con la persona a la que se las aplica, de tal modo que fomente su relajación y pueda experimentar el máximo placer y plena desconexión.
Todo ello sin abandonar su papel de profesional, marcando el ritmo del masaje y sabiendo qué parte del cuerpo tratar en cada momento.
Comienza el masaje
Durante la primera parte, la mujer se tumbará boca abajo. El masajista comenzará por sus piernas, y seguirá de forma ascendente hasta su espalda, para terminar en el cuello. Todo ello con movimientos suaves y lentos.
A continuación, la mujer se colocará boca arriba, con las piernas ligeramente separadas. Nuevamente, las manos del profesional comenzarán por recorrer de abajo hacia arriba, evitando la zona del pubis.
En esta ocasión se trabajará para canalizar la energía hacia la parte interna de los muslos.
Pasamos al masaje yoni
El terapeuta recorre todas las zonas erógenas femeninas, deteniéndose delicadamente, con un ritmo suave y pausado, acompasado con la respiración de la mujer.
Se centrará en la cara interna de los muslos para subir hasta el pubis, esquivando los labios mayores.
Dejará caer aceite o lubricante por el pubis hacia abajo para, acto seguido, comenzar delicadamente con un solo dedo a acariciar los labios mayores de arriba abajo, y a la inversa.
A medida que la excitación aumenta, llegará el turno de los labios menores, zona de mayor sensibilidad y, por tanto, que requiere un cuidado extremo.
A estas alturas, el grado de excitación de la mujer se espera que sea considerable, y que permita libremente el acceso al clítoris, la zona más sensible y punto álgido del placer femenino.
El masajista presionará suave e intensamente con los dedos índice y pulgar, mientras presta atención a la reacción de la mujer.
El culmen al hacer un masaje tántrico a una mujer tiene lugar en el interior de la vagina, donde se esconde el conocido como punto G.
Para llegar hasta él, el masajista, con la palma de la mano hacia arriba, introducirá su dedo corazón hasta notar, en la pared superior una zona esponjosa, que presionará mientras mueve el dedo en círculos, hacia delante y hacia atrás.
Llegados a este punto, cabe esperar un intenso orgasmo. A pesar de que no es ese el objetivo de este masaje, sino la sensación de relajación profunda que acontecerá a continuación.
Como apreciación final, para disfrutar más y mejor del masaje tántrico, recomendamos poner especial atención a la respiración.
Desde el principio, respirar profunda y pausadamente contribuirá a que la persona pueda evadirse y dejarse arrastrar por las sensaciones provocadas por las experimentadas técnicas tántricas.
¿Te apetece sentir el placer a este nivel? En Masajes Indira sabemos cómo hacer un masaje tántrico a una mujer. Déjanos demostrártelo.